Wednesday, July 29, 2020
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Thursday, July 02, 2020
Monday, June 22, 2020
Los Refugios (Proyecto de Libro álbum)
Los Refugios
Mirella Musri
Los fui descubriendo poco a poco.
Los refugios.
Eran lugares adónde iban algunas personas.
Lugares apartados.
Cerca de la naturaleza y lejos de todo.
Eran muchos y muy variados.
Estaban por ejemplo los refugios de montaña adonde la gente iba para estar
tranquila y meditar.
También había refugios de música, que eran unas cápsulas transparentes tornasoladas y modernas.
Cada una tenía un instrumento distinto.
Todos estaban elevados del suelo y se podía llegar a ellos a través de distintos tipos de escaleras.
Los refugios de libros eran lugares donde los niños o adultos se podían quedar leyendo horas y horas;
y en los cuales el tiempo parecía detenerse.
Había refugios para pintar también: eran unos cuartos totalmente vidriados en los
que se podía ver el paisaje en su totalidad. Tenían toda clase de materiales: papeles, telas y pinturas.
Con el tiempo los fui conociendo a todos:
Refugios para mascotas, refugios de baile, refugios de yoga, deportes, hasta había refugios de personas
en los cuales una se podía refugiar en la otra.
Después de dar muchas vueltas y pensarlo bastante me decidí a entrar en uno. No era una cosa fácil, debía superar una serie de pruebas que demostraban que realmente estaba interesada en ir a un refugio, quizás para no volver jamás.
Pasé cada una de las arduas pruebas sin problemas y por suerte, luego de un tiempo, fui aceptada.
Me sumergí en el refugio de libros.
Debía subir una escalera endeble y llegar hasta una hoja de camalote gigante, que a su vez pendía de un colgante de hierro.
Una vez acostada en el refugio podía moverme un poco. Se generaba un pequeño balanceo que era muy placentero y ayudaba a sumergirse en los libros.
La verdad es que se la pasaba bien adentro del refugio. Cada tanto veía a lo lejos a los otros refugios cercanos y nos saludábamos con los otros habitantes.
..
Un día, mientras dormía plácidamente, escuchando el ruido de las hojas, sentí un olor a humo muy fuerte.
Pude darme cuenta que venía desde abajo, era una nube enorme y gris. Entonces bajé corriendo, asustada.
Recorrí los senderos guiándome por el humo, que se volvía cada vez más y más intenso.
Hasta que los vi.
Allí estaban: todos los "refugiados".
Danzando juntos, alrededor de un enorme círculo
de fuego.
Les pregunté si me podía unir a ellos.
Asintieron.
Y allí descubrí que no se encontraban solos,
estaban la mayor parte del tiempo cada uno en su propio mundo,
pero cuando querían podían salir de él y encontrarse con otros.
Esos encuentros eran mágicos.